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APLICACIONES TERAPÉUTICAS

Introducción

El cáñamo (cannabis en latín) es una de las plantas que primero comenzó a cultivar el hombre. Hacia el 3.700 A.C. su cultivo se había expandido desde su área de nacimiento, en China, hacia la India, y Oriente Medio, el Valle del Nilo y Europa Oriental, además de otras zonas, en América y en el África Sub-sahariana en las que también es una especie autóctona. En el siglo I D.C., el Pen Ching, una recopilación que recogía el legado de miles de años de medicina tradicional china ya habla ampliamente de las propiedades del cáñamo (que básicamente, son las mismas que se conocen hoy). Respecto al Mediterráneo Occidental, Se han encontrado ánforas con restos de cannabis en barcos de guerra cartagineses hundidos durante la I Guerra Púnica. Y se sabe que en la Roma imperial el cannabis costaba más caro que el opio. El cáñamo es una de las sustancias más utilizadas en la farmacopea tradicional europea desde la Edad Media hasta el siglo XX, en el que la industria farmacéutica, con sus derivados sintéticos y compuestos químicos, gana el pulso a las sustancias tradicionales.

Tras miles de años de convivencia con la humanidad sin problemas, el cannabis se prohíbe por primera vez en Estados Unidos en 1937, con la Marijuana Tax Act. Desde entonces, una feroz campaña represiva y propagandística ha deteriorado la imagen de la planta ante los ojos de buena parte de la opinión pública mundial. En los últimos años, se han producido algunos nuevos descubrimientos sobre las aplicaciones terapéuticas para enfermedades de nuestro tiempo (SIDA, cáncer...) y se han re-descubierto muchas de las aplicaciones conocidas desde hace miles de años para otras dolencias (dolores de espalda, nauseas, dolores provocados por la menstruación, insomnio, etc.). Por todo ello, la planta ha vuelto a saltar a la palestra, aunque muchas veces la opinión pública (empezando por los propios médicos) no sepa mucho sobre el cannabis o sus auténticos efectos, dejando de lado los falsos mitos y la propaganda de los responsables de la lucha antidroga.

Efectos

La medicina tradicional describe perfectamente los dos efectos más importantes del cannabis sobre la salud: su valor analgésico y su utilidad como antiinflamatorio. En principio, el primero, provocado principalmente por el THC, se da en mayores proporciones, aunque esto depende del tipo de marihuana que se consuma. Las hierbas más ricas en CBN suelen tener un mar efecto antiinflamatorio (y por eso broncodilatador).

El efecto analgésico se explica, según recientes investigaciones, el THC actúa en las mismas regiones del cerebro en la que se detecta actividad al consumir cualquier opiáceo, claro que sin las graves contraindicaciones de éstos últimos, tales como la adicción que genera. El efecto antiinflamatorio se produce porque el cannabis, como buen vasodilatador, favorece la circulación sanguínea y relaja los músculos. Además de estos efectos señalados, hay otros más difíciles de medir pero que también contribuyen al bienestar del paciente (bienestar general, predisposición para el descanso, etc.).

Modos de consumo

El cannabis que se debería utilizar para casos de uso terapéutico no debería ser hachís comprado en la calle, sino hierba -a ser posible cultivada por el enfermo o por alguien de su confianza- dado que es el material del que podemos estar completamente seguros de que no está adulterado con sustancias perjudiciales. Teniendo en cuenta que el hachís (en realidad un concentrado de THC) es muy útil en los casos en los que se use por su efecto analgésico, también valdría su uso, pero siempre que sea material de calidad. En estos casos en los que se buscan sus propiedades analgésicas, la dosis que se ha de consumir tiene que ser la de la mínima para ser efectiva (como debería ser en el caso de todos los analgésicos, aunque a algunas empresas farmacéuticas no les parezca bien).

Vía pulmonar 

En principio es el método por el que se mejor se asimilan los principios activos del cannabis. El punto negativo es que introducir en los pulmones humo procedente de una combustión no es bueno, por lo que puede favorecer la aparición de diversas enfermedades. Por ello esta vía es desaconsejable para quienes sufran problemas respiratorios como el asma o enfermedades como la bronquitis. Además, si el paciente no es fumador, puede resultar perjudicial que comience ahora. Para estos casos, además de poder consumir cannabis por la vía oral, existe la opción de los vaporizadores, que permiten absorber por vía pulmonar los cannabinoides sin necesidad de que haya combustión y por lo tanto, sin humo.

Vía oral 

Aunque se absorban menos principios activos, se asimila de golpe toda la dosis, lo cual resulta efectivo. Obviamente, este modo de consumo evita los riesgos de la ingestión de humo, por lo que en principio resulta menos agresivo para el organismo. Adjuntamos algunas recetas de básicas que permiten el consumo sin riesgos y pudiendo calcular bien la dosis. Ojo, los cannabinoides no se disuelven en el agua, así que las infusiones de María no son lo más efectivo. Es mejor disolver los principios activos en alcohol o aceite.

-   Aceite de cannabis: tomar algunas hojas secas de cannabis, reducirlas a pequeños pedazos y añadir aceite (por ejemplo, aceite de oliva), de tal manera que la planta quede completamente cubierta por el aceite. Se debe mantener en un sitio frío y oscuro durante tres semanas. Y agitarlo un poco cada día. Filtrarlo utilizando un colador. Puede utilizarse parauso externo o interno

-    Tintura de cannabis: La tintura de cannabis puede ser utilizada directamente o disuelta en bebidas o comidas, o vaporizada. Para vaporizar la tintura se pueden emplear un vaporizador comercial o el sistema de papel de plata viejo. Con una cuchara de té y con papel de plata, poner unas gotas en ella, calentar con cuidado con una vela hasta que el alcohol se evapore. Se inhala utilizando un tubo pequeño (por ejemplo, el tubo de un bolígrafo).

Receta: se toman de 3 a 5 partes de alcohol (por ejemplo, brandy o alcohol etílico de la farmacia, al 40-70%) y una parte de hojas o flores de cannabis (por ejemplo, 25 gramos de marihuana y 100 mililitros de alcohol). Manténganse en un sitio oscuro y frío durante 10 días. Remuévase de cuando en cuando. Colarlo utilizando un colador. Mantener la tintura obtenida en un sitio frío y oscuro (por ejemplo, en la nevera), así su eficacia podrá mantenerse durante semanas o meses. 

-    Tintura de cannabis (II), que concentra los componentes activos de la planta. Se necesitan marihuana (de cualquier calidad, buena o mala, hojas o flores), alcohol etílico al 96-99% (por ejemplo, de la farmacia), un tarro que pueda ser cerrado (por ejemplo, un tarro de mermelada), un filtro de café o un pedazo de tela (por ejemplo, un pedazo de camiseta), un plato hondo o una sartén y una botella con un cuentagotas.

Reducir el cannabis a pedazos pequeños y ponerlo en el tarro. Cubrirlo con suficiente alcohol. Mantener en un lugar oscuro y frío durante una semana. Remover cada día. Colarlo empleando el filtro de café o la tela. Exprimirlo hasta sacar la última gota de alcohol. Se puede repetir este proceso varias veces, al menos una, mejor dos; entonces se puede poner de nuevo el cannabis en el tarro y cubrirlo con alcohol. Finalmente, se debe poner el alcohol (tendrá un color verde) en un plato hondo. Mantener en un sitio templado y ventilado, así el alcohol se evaporará y aumentará la concentración de los cannabinoides de la tintura. Esto puede llevar diez días. Cuando se haya evaporado suficiente alcohol, se debe poner el extracto en una botella con el cuentagotas.

Para conseguir aceite de cannabis se debe evaporar todo el alcohol de la tintura hasta que el extracto tome la apariencia de una pasta oscura (similar al alquitrán). Se puede colocar el tarro en un sitio cálido para acelerar el proceso de evaporación. No se debe colocar al sol, porque se puede destruir rápidamente el THC. No debe ser calentado, por el riesgo de explosión del alcohol.

Aplicaciones concretas, según dolencias

Anorexia y claquexia

Se ha observado una estimulación del apetito como efecto del THC cuando se ha administrado en forma fraccionada una dosis total de 5 mg. al día. Cuando es necesario, la dosis diaria se puede incrementar hasta 20 mg. En un estudio a largo plazo con 94 pacientes de SIDA el efecto estimulante del apetito del THC continuó durante varios meses, confirmándose los beneficios obtenidos en un estudio corto de 6 semanas de duración. El THC aumentó el apetito al doble en una escala analógica visual en comparación con el placebo y los pacientes tendían a mantener el peso corporal a partir de los siete meses. También se han obtenidos datos satisfactorios en cuanto a ganancia de peso en un estudio con 15 pacientes de Alzheimer's que se habían negado a comer. Además, los derivados del cannabis pueden mejorar el apetito de los enfermos con cáncer y con enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC).

Artritis

Es la inflamación y gradual degeneración del cartílago y los huesos de las articulaciones.

El tratamiento convencional se basa en opiáceos para calmar el dolor y productos antiinflamatorios para mejorar el movimiento de las articulaciones. El cannabis ayuda a disminuir o eliminar el dolor y a ganar movilidad.

Ansiedad (y trastornos del sueño)

El cannabis ayuda a reducir la tensión en los estados de ansiedad y favorece la relajación de todo el organismo. De todos modos, el cáñamo incrementa el ritmo cardíaco, por lo que los pacientes que sufran de taquicardias u otros problemas cardiovasculares deben tomarlo con mucha precaución y siempre tras consultar con un médico.

Asma 

El asma provoca la inflamación de los bronquios y la obstrucción de las vías respiratorias por las mucosidades que éstos provocan. Los enfermos utilizan inhaladores con broncodilatadores, cuyos efectos secundarios incluyen inquietud, insomnio, temblor muscular, nauseas y vómitos. En los casos más graves se incluye cortisona en el tratamiento, con efectos como depresión, insomnio, aumento de peso corporal... El cannabis es un broncodilatador natural que ayuda a que los pulmones respiren. Los enfermos de asma no suelen tolerar bien el humo, por lo que se desaconseja que ingieran cannabis por vía pulmonar. La vía oral no entraña esos riesgos, pero resulta muy lenta de ante un ataque repentino. Los vaporizadores podrían ser una buena solución (o en su defecto inhalar humo, sin fumar, en los momentos de crisis). Los enfermos de asma verán mejorada significativamente su calidad de vida el día que se disponga en el mercado de vaporizadores de THC.

Alzhéimer 

Una investigación, llevada a cabo con un derivado sintético, el dronabinol, con sujetos enfermos de Alzheimer que rehusaban comer reveló datos sorprendentes. El peso corporal de los sujetos que participaron en el estudio se incrementó y disminuyó la severidad de los trastornos de conducta. Los efectos secundarios incluyeron euforia, somnolencia y cansancio. Está por estudiar el papel del cannabis como neurogenerador en el caso de enfermedades que provocan la degeneración de las neuronas, como el Alzheimer. Uno de los componentes del cannabis podría tener la posibilidad de regenerar las neuronas (únicas células del organismo que no se regeneran por sí solas). En la actualidad, no se conoce ninguna sustancia que cumpla tal función en los seres humanos.

Cáncer 

Una de las aplicaciones más conocidas por la opinión pública. El cannabis actúa sobre parte de los efectos secundarios que sufren los pacientes que están en tratamiento con quimioterapia. Es frecuente que ésta provoque nauseas, vómitos o disminución del apetito, trastornos sobre los que el cannabis suele tener gran efectividad. Consumido antes de las sesiones de quimioterapia evitan las nauseas que se sufren inmediatamente después. En mayo de 2001 el Parlament de Catalunya abrió la posibilidad de que los enfermos de cáncer alivien sus males con un derivado sintético del THC, el Marinol, que además de ser un medicamento caro, no es tan efectivo como el cannabis natural, según reconocen los propios pacientes.

Un campo casi sin explorar, paralelo al del alivio de los efectos de la quimioterapia, son los efectos antitumorales del cáñamo. En el año 2000 el madrileño Manuel Guzmán logró curar en ratas dos tipos de tumores cerebrales incurables en humanos inyectado concentrados de THC (entre otras sustancias), con la ventaja de que la sustancia destruye las células infectadas por el cáncer pero deja intactas las que están sanas. Otros experimentos con animales han sugerido que algunos cannabinoides tienen propiedades reductoras sobre otro tipo de tumores.

Depresión 

Aunque hay una gran variedad de síntomas, estos trastornos psíquicos llevan a los pacientes a perder interés ante todo lo que le rodea o caer en una ansiedad que dificulta la vida normal, la concentración o la toma de decisiones. Los síntomas principales son pérdida de apetito e insomnio, dolor de espalda y de cabeza, indisposición estomacal, estreñimiento y fatiga crónica. Los tratamientos normales son los fármacos antidepresivos, que entre otros efectos secundarios, pueden producir aumento de peso, estreñimiento, dificultad urinaria, etc. Otro que se emplea mucho es el carbonato de litio, que ha sido descrito como “una camisa de fuerza emocional” y que la mayoría de los pacientes termina abandonando. Ya en 1845 el francés Jaques-Joseph Moreau de Tours proponía el uso del cánnabis para esta y otras enfermedades mentales crónicas. El cannabis calma la ansiedad y ayuda a que los enfermos piensen con claridad, se concentren y puedan disfrutar de la vida.

Dermatitis atópica (Prurito)

Esta enfermedad de origen probablemente alérgico provoca una gran picazón (prurito) e inflama varias zonas de la piel (cara cuello, piernas, etc.). Rascarse puede provocar infecciones que deben ser combatidas con antibióticos. Las medicina emplea corticoides y pomadas. Los esteroides vienen bien, pero dado sus peligrosos efectos si se usa a largo plazo, se reserva para las crisis más agudas. El cannabis disminuye la picazón y el dolor disminuye. Su uso continuado ayuda a regenerar y a proteger la piel. El enfermo debería combinar entre su uso fumado o ingerido con el de algún ungüento que calme de manera local determinados momentos dolorosos.

Dependencia y síndrome de abstinencia

Según casos registrados a lo largo de la historia y en documentos recientes, el cannabis es un buen remedio para combatir el síndrome de abstinencia causado por la dependencia a benzodiacepinas, opiáceos y alcohol. Por esta razón, algunos han hecho referencia a ella como la puerta de salida de las drogas. En este sentido y según los beneficios observados, pueden ser útiles tanto en la reducción de los síntomas físicos como del estrés que ocurre tras abandonar la droga de abuso.

Dolor crónico 

Esta dolencia suele ser tratada con opiáceos y diversos analgésicos sintéticos. Los opiáceos crean adicción y desarrollan tolerancia. Los analgésicos no adictivos a menudo no son lo suficientemente potentes. Desde 1975 se lleva estudiando los efectos beneficiosos del cannabis para esta dolencia. Así el THC calma el dolor mientras se consuma en dosis no inferiores a los 5-10 miligramos en la misma proporción que los opiáceos, con la ventaja de que sus efectos secundarios no son ni la mitad de graves. También vale en el caso de dolores sufridos a causa de traumatismos o de otros tratamientos, intervenciones quirúrgicas, etc.

Dolores de espalda

El consumo de cannabis, así como las friegas con alcohol de cáñamo en las zonas más dolorosas alivia eficazmente los dolores de espalda (lumbares, cervicales, etc.), ya sean agudos o crónicos.

Esclerosis múltiple

Se produce cuando el sistema inmunitario del organismo se vuelve contra la protección natural del sistema nervioso central. Como resultado, se rompen ciertas vías de comunicación nerviosas con el cerebro. La persona que lo sufre se ve debilitada en su conjunto y sufre dolores musculares, problemas graves de movimiento, equilibrio y coordinación e incluso puede llegar a la parálisis completa. No hay cura, sólo se tratan los síntomas a base de medicamentos con cortisona, con efectos secundarios muy graves (ver artritis). El cannabis ayuda a controlar los espasmos y temblores musculares, así como la coordinación. Consumido regularmente a largo plazo, parece detener el progreso de la enfermedad. No hay ningún sintético permitido para el tratamiento de la esclerosis en España (el Marinol sólo se permite para el cáncer y en Catalunya). Además, la efectividad de este compuesto, como reconocen los pacientes, es mucho menor que la del cannabis natural.

Epilepsia

La epilepsia es una afección crónica del cerebro que se produce cuando las neuronas lanzan impulsos eléctricos de manera incontrolada. Los ataques (aunque hay diferentes grados) producen convulsiones corporales, pérdida de coordinación y de conciencia. Suele tratarse con medicamentos anticonvulsivos, en muchos casos poco efectivos y siempre agresivos para el organismo (dolor crónico de cabeza, pérdida de pelo, impotencia... hasta psicosis). Gracias al cannabis, los propios enfermos pueden controlar y evitar sus ataques. Sin embargo, su uso no está recomendado para quienes sufran epilepsia sin convulsiones (caracterizada por la palidez de la piel). Hay casos de enfermos que combinan el cannabis con otras drogas anticolvusivas legalizadas y también quienes prefieren consumir solo cannabis. Esta es una de las enfermedades en las que la situación de ilegalidad de la planta ha perjudicado la investigación médica. No hay indicaciones: cada enfermo debe encontrar la dosis y la forma de aplicación más efectiva en su caso.

Espasticidad

En muchos ensayos clínicos con THC, nabilona y cannabis, se observó un efecto beneficioso en cuanto a la espasticidad causada por esclerosis múltiple o lesiones de médula espinal, así como una mejoría del dolor, la parestesia, los temblores y la ataxia, y en la medicina popular hay referencias de mejoría del control de esfínteres. También hay algunas evidencias anecdóticas de beneficio del cannabis en la espasticidad causada por lesiones cerebrales.

Glaucoma Ocular 

Es una presión en el globo ocular causada por una obturación en los conductos por los que sale el humor acuoso, el fluido que usa el cuerpo para lubricar y mantener los ojos en buen estado. Al quedar éste retenido, presiona dentro del globo, con unos resultados que van desde el daño en el ojo a largo plazo hasta la ceguera (el 15% de los casos de ceguera son provocados por un glaucoma). Para desbloquear el ojo, la medicina recurre a los productos químicos (con perniciosos efectos secundarios que pueden dañar el hígado o los pulmones) o a las intervenciones quirúrgicas. El cannabis no desbloquea el ojo, sino que actúa de forma distinta. Constriñe los nervios para que el ojo segregue menos líquido y el líquido acumulado se redistribuye y absorbe. Además, dilata las mucosas que permiten el drenaje natural del ojo, favoreciendo así la circulación del humor aquoso.

Infecciones de la piel y quemaduras 

La administración, por vía tópica, mediante lociones y pomadas de cannabis, de infecciones como las que se sufren en los oídos, eliminó dichos males. Además, se ha demostrado, que la aplicación tópica sobre quemaduras de segundo grado alivia el dolor e impidió las infecciones. Este campo de investigación es muy importante, en una época en la que muchas bacterias se han hecho inmunes a los antibióticos.

Insomnio 

El cannabis se usa desde siempre como droga hipnótica (inductora del sueño). Más que el THC, es otra sustancia, el canabidiol, la responsable de este efecto. Como todos los consumidores por motivos lúdicos saben, el cáñamo facilita un sueño profundo y reponedor. Los hipnóticos que ofrece la industria farmacéutica desarrollan tolerancia, con ellos cabe la posibilidad de una sobredosis mortal, provocan efectos secundarios y algunos son incluso adictivos.

Menstruación y dolores del parto

El cannabis se conoce desde antiguo por sus propiedades para los dolores musculares que provoca la menstruación. La reina Victoria de Inglaterra, allá por el siglo XIX, consumía cáñamo para combatir los dolores de sus reglas, siendo una de las usuarias más famosas que se conocen en la Historia. Además ayuda con las nauseas que se sienten durante el embarazo (que en algunos casos extremos pueden llegar a ser un problema muy serio) y con los dolores del parto, dado su carácter analgésico y relajante.

Migraña

Alteración nerviosa repentina que provoca fuertes dolores de cabeza y alteraciones en el sentido de la vista que pueden provocar alucinaciones. Tradicionalmente, se utilizaban opiáceos para el tratamiento de estas dolencias, con el problema de la incapacidad para hacer una vida normal, algo que sí se tiene con dosis medicinales de marihuana. El cannabis funciona aliviando la enfermedad al estimular la producción de serotonina, que detiene el proceso nervioso que desencadena la migraña. Los pacientes suelen fumarla para dejar de consumir en cuanto notan que el dolor desaparece. Algunos autores sostienen que para combatir la migraña las hojas funcionan mejor que las flores o los cogollos. Los medicamentos químicos más modernos siguen las líneas de actuación del cáñamo y se centran en estimular la producción de serotonina.

 Náuseas y vómitos

El tratamiento para los efectos secundarios asociados a la terapia antineoplásica ha sido una de las indicaciones terapéuticas más documentadas, con alrededor de 40 estudios (con THC, nabilona, otros análogos al THC, cannabis) y la mayoría de los estudios se llevaron a cabo en los 80. El THC administrado de forma aislada necesita dosis relativamente altas, por lo que comparativamente es más frecuente la aparición de efectos secundarios. En un estudio el THC se mostró menos eficaz que altas dosis de metoclopramida. No hay hechas evaluaciones que comparen al THC con los modernos antagonistas serotoninérgicos. Algunas recientes investigaciones han demostrado que a bajas dosis el THC mejora la eficacia de otros fármacos antieméticos cuando se administran juntos. Existen pruebas obtenidas a partir de estudios clínicos de que los cannabinoides también son eficaces en las nauseas y vómitos secundarios a radioterapia y los que se presentan en el postoperatorio. En la medicina tradicional los cannabinoides son muy populares y a menudo se han usado para las nauseas provocadas por otras enfermedades, como el SIDA, la hepatitis y las nauseas del embarazo.

Paraplejia y tetraplejia

Cuando se produce una lesión en la columna vertebral, el movimiento de las extremidades se ve afectado. Si la parálisis afecta a las piernas se llama paraplegía, si la lesión afecta a los brazos y el cuello es una tetraplegía. Estas afecciones no anulan el movimiento de las extremidades por completo, sino sólo su acción voluntaria. Los músculos se activan sin permiso de su dueño en la forma de espasmos dolorosos. El cannabis desentumece los músculos y alivia el dolor de los espasmos. Los medicamentos que se administran para el tratamiento suelen tener fuertes efectos secundarios e incluso producir infecciones.

Síndromes de abstinencia 

El uso del cannabis para combatir dependencias se conoce desde hace siglos. En la actualidad se ha demostrado su utilidad para aliviar los efectos del síndrome de abstinencia a los adictos a drogas como el alcohol, los opiáceos o las benzodiapecinas.

Síndrome de Tourette y otras enfermedades del movimiento:

Hay algunos informes anecdóticos acerca del beneficio terapéutico del cannabis en el síndrome de Tourette's, en la distonía y la disquinesia tardía. El uso en el síndrome de Tourette's está actualmente empezándose a investigar en estudios clínicos y mientras muchos pacientes sólo muestran una mínima mejoría, algunos consiguen una respuesta considerable o el control total de los síntomas. En algunas pacientes de esclerosis múltiple se ha observado beneficio en la reducción de la ataxia y los temblores tras la administración de THC. A pesar de haber casos anecdóticos publicados de mejoría en el parkinsonismo y en la enfermedad de Huntington, no se han podido objetivizar dichos datos. Sin embargo, los productos derivados del cannabis pueden ser útiles en la disquinesia inducida por el tratamiento con levodopa en la enfermedad de Parkinson sin que se produzca un empeoramiento de los síntomas principales.

Síndromes varios 

Determinados males (Tinnitus, síndrome de la fatiga crónica, síndrome del miembro fantasma, etc.) pueden verse aliviados gracias al uso de cannabis rico en THC.

Síntomas psiquiátricos:

Se ha observado una mejoría en el humor en la depresión reactiva en algunos estudios con THC y hay también recogido además casos de beneficio con cannabinoides en otros síntomas y enfermedades psíquicas, como trastornos del sueño, ansiedad, enfermedad bipolar, psicosis esquizofrénica y distimia. Según algunos casos clínicos el THC es eficaz en los trastornos compulsivos graves refractarios a tratamiento convencional. Los cannabinoides también pueden reducir los síntomas del trastorno de estrés postraumático. Distintos autores han expresado diferentes puntos de vista en cuanto a los síndromes psiquiátricos y el cannabis, mientras unos enfatizan el problema causado por el cannabis otros promueven sus posibilidades terapéuticas. Muy posiblemente los productos del cannabis pueden ser beneficiosos o peligrosos, dependiendo del caso particular.

 Reumatismo 

Tipo de artritis producida por un mal funcionamiento del sistema inmunitario, que ataca al tejido conjuntivo del organismo. Funciona el mismo tratamiento que con la artritis y con el cáñamo los enfermos ganan movilidad y disminuyen o eliminan el dolor.

SIDA 

La combinación de fármacos que se administra a los enfermos de SIDA resulta una terapia tremendamente agresiva para el organismo. Además de vómitos, algunos compuestos del tratamiento, como el AZT, pueden provocar problemas en el aparato digestivo y atacar los riñones del paciente. El cannabis ayuda a sobrellevar la terapia, estimulando el apetito, reduciendo los vómitos y aliviando los espasmos musculares, el dolor o la fatiga crónicos. Los pacientes que sufran de SIDA, teniendo en cuenta el debilitamiento que sufren en sus defensas, podrían optar por no fumar la yerba, dado el riesgo de sufrir enfermedades o infecciones en el aparato respiratorio.

Trastornos psicológicos 

Aunque el cáñamo pueda ser recomendable para determinadas enfermedades (como la depresión), en principio es desaconsejable para otras como la esquizofrenia o la psicosis. En cualquier caso, quienes sufran trastornos psicológicos, deberían consultar con un psicólogo antes de consumir cannabis.

Definiciones y glosario de términos:

 - Anandamida: la Anandamida (o araquidonil-etanolamida) es un endocannabinoide o ligando endógeno de los receptores cannabinoides. Fue el primero que se descubrió, en 1992. 

Cannabinoides: el término “cannabinoide” tiene varios significados. En sentido más estricto define los cannabinoides naturales de la planta de cannabis y más genéricamente incluye todos los productos químicos o sus derivados que se acoplan a los receptores cannabinoides. A los ligandos endógenos de los receptores cannabinoides se les denomina endocannabinoides. 

Cannabis: el Cannabis L. sativa es el nombre botánico latino del cáñamo. Hasta este momento hay 483 diversos componentes químicos identificados en el cannabis, siendo el más importante y específico los cannabinoides (66 conocidos), presente solo en la planta de cannabis. Otras sustancias presentes en la planta son: compuestos nitrogenados (27 conocidos), aminoácidos (18), proteínas (3), glicoproteínas (6), enzimas (2), azúcares y compuestos relacionados (34), hidrocarburos (50), alcoholes simples (7), aldehídos (13), cetonas (13), ácidos simples (21), ácidos grasos (22), ésteres simples (12), lactonas (1), esteroides (11), terpenos (120), fenoles no-cannabinoides (25), flavonoides (21), vitaminas (1), pigmentos (2) y elementos (9). La mayoría de estos compuestos se encuentran también en otras plantas y animales y no son de importancia farmacológica con respecto a los efectos ejercidos por las preparaciones de cannabis. 

- Cáñamo: el cáñamo (Cannabis sativa L.) es una planta anual, normalmente con flores masculinas y femeninas separadas, dependiendo del sexo de la planta. Según sea su contenido en THC y CBD, el cáñamo se divide en “industrial” (con bajo contenido) y “medicinal-psicoactivo” (con alto contenido). Hay diferentes formas de denominar al cáñamo y a la marihuana dependiendo del lugar.

Así, mientras que en EE.UU. y Canadá el término “cáñamo” normalmente se utiliza para denominar a la fibra de cáñamo industrial diferenciándolo de la denominación “marihuana” utilizada para el cáñamo medicinal-psicoactivo, en muchas partes de Europa “cáñamo” (”hanf” o “hemp”) se usa indistintamente con las dos finalidades (del mismo modo que se hacía antiguamente al utilizar la denominación “cáñamo indio”) . 

Dronabinol: el Dronabinol es otro nombre para designar al (-)-isómero-trans del delta-9-THC, usado a menudo en el contexto médico de la literatura científica. Al dronabinol se le llama a menudo erróneamente “THC sintetizado”, dado que el dronabinol presente en el Marinol se fabrica sintéticamente. 

Endocannabinoides: a los ligandos endógenos de los receptores cannabinoides se les denomina cannabinoides endógenos o endocannabinoides. Son producidos por el propio organismo (tanto en seres humanos como en animales). Entre los endocannabinoides se encuentran la araquidonil-etanolamida (o anandamida), el 2-araquidonil glicerol (2-AG), el éter del 2-araquidonil glicerol (éter de noladina), la araquidonil-etanolamina (virodhamina) y la N-araquidonil-dopamina (NADA). Endógeno Producido por el propio cuerpo, no proveniente de fuentes externas. A los cannabinoides endógenos se les conocen como endocannabinoides. 

Hachís: el hachís es el nombre árabe para denominar a la resina comprimida proveniente de las glándulas del cannabis y con una presencia de THC de entre un 5 y un 20% (aunque a veces posea más). 

Ligando: es toda aquella sustancia capaz de acoplarse específicamente a un receptor determinado. Los ligandos de los receptores cannabinoides se denominan “cannabinoides” y los ligandos endógenos de los cannabinoides son los endocannabinoides.  

- Marihuana: la marihuana (o marijuana) es el nombre coloquial por el que se conocen las hojas secas y las flores de cannabis de variedad rica en THC (1-20%). El contenido medio de THC de la marihuana confiscada en EE.UU. en 1997 fue del 4.2%. 

- Marinol: el Marinol es una preparación fabricada sintéticamente de delta-9-THC disuelta en aceite del sésamo y presentada en forma de cápsulas con un contenido de 2.5, 5, y 10 milígramos de dronabinol. 

- Nabilone: el Nabilone es un derivado sintetizado de delta-9-THC con una pequeña modificación en su estructura química. 

Receptores cannabinoides: diversas células del cerebro y de otros órganos contienen receptores específicos, de tipo proteico, que reconocen al THC y algunos otros cannabinoides y que al acoplarse a ellos dan lugar a una respuesta celular (aunque haya otros cannabinoides que no se conectan a estos receptores, ejerciendo sus efectos por otros mecanismos). 

El descubrimiento de los receptores específicos de los cannabinoides provocó la búsqueda para las sustancias químicas naturales que actuarían normalmente sobre estos receptores, los endocannabinoides. 

Hay por lo menos dos tipos de receptores cannabinoides, los CB1 y los CB2:

Los receptores CB1, se encuentran en altas concentraciones dentro del cerebro y de la médula espinal, aunque también están presentes en ciertas células y tejidos periféricos (algunas neuronas, algunas glándulas endocrinas, leucocitos, bazo, corazón y partes de los aparatos reproductivos, urinarios y gastrointestinales). 

Los receptores CB2, se localizan principalmente en tejidos y células inmunitarias (leucocitos, bazo y amígdalas). 

- THC: El término THC (tetrahydrocannabinol) normalmente hace referencia al isómero natural delta-9-THC, pero también incluye al delta-8-THC. El delta-9-tetrahydrocannabinol y el delta-1-tetrahydrocannabinol son dos formas de denominar a la misma molécula según la nomenclatura utilizada (numeración monoterpénica o dibenzopirínica). Generalmente al isómero natural trans del delta-9-THC de la planta de cannabis se le denomina (-)-delta-9-trans-tetrahydrocannabinol o dronabinol y químicamente es definido como (6aR-trans)-6a,7,8,10a-tetrahydro-6,6,9-trimetil-3-pentil-6H-dibenzo[b,d]piran-1-ol, con un peso molecular de 314,47.